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26 oct 2011

Madre




Recuerdo cuando me llevabas al colegio.
El gorro azul con borla de punto, las botas de agua,
mucho frio...
Te recuerdo todos los dias, aquellos dias en los que
no había más preocupación que ir a clase, jugar, y
volver a casa.
Volver a casa contigo, con el aroma y sabor de unas
castañas asadas bien calentitas.
Te recuerdo poniéndome los calcetines por la mañana, haciéndome el bocata para el recreo, y mandándome a la cama. Los pantalones de tirantes que le hiciste a mi osito de peluche.
Te recuerdo apuntándome a inglés, a mecanografía...
cuánto lo agradezco.
Me recuerdo envidiado en el recreo por los fantásticos bocatas que siempre me hacías, con todo mis amigos embelesados pidiéndome un cachito, y me recuerdo descubriendo la sorpresita diaria en forma de golosina incluida en el bocadillo.
Recuerdo los veinte duros,los caballeros del zodiaco,
y cuando me defendiste delante de los mayores que
querían pegarme, sin miedo alguno a que se riesen de ti: estabas defendiendo a tu hijo.
Tus juegos, tus cosas, tu bata. Tú más jóven,
sonriente en una foto tamaño carné. Te recuerdo guapa como ninguna, especial... grande... fuerte.
Recuerdo estar en casa. Y tener la única preocupación de esperar a que llegase la navidad y/o el verano.

Verano de tve1 y tve2 casi en blanco y negro.
Te recuerdo llevándome al colegio una vez más, por el paseo de las piscinas aún en construcción. Barrizal
que me escuchaba (junto a ti) pronunciar mis primeras dobles erres y demás palabras difíciles,
sorprendiéndote.
Te recuerdo sufriendo por mi educación, comiendo mis problemas, y agazapando la manta alrededor de mi cuerpo cuando me acostabas.
Te recuerdo como si te hubieses ido, pero no lo has
hecho, aunque lo harás algún día.

El que se ha ido es aquel niño, y ahora estoy yo.
Atajo de nervios temeroso de no estar a la altura de lo que mereces.

Temeroso de enfrentarme a este mundo inmenso solo.
Temeroso de que llegue el dia en que te hayas ido y me toque caminar solo al colegio de mi vida.
Ya nunca volverá a ser así, y pesa el frio del invierno y el miedo a caminar solo.
Son tantas cosas...
Ya nunca volveré a ser un niño.

Pero te recordaré siempre. Nunca me permitiré el lujo
de olvidarte. Nunca

Cómo olvidarte;
madre.

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